El 8 de mayo se celebra en Argentina la fiesta de la Virgen de Luján, patrona del país.
La imagen de la Virgen de Luján llega a la Argentina en mayo de 1630.
Antonio Farías Sáa, terrateniente de Sumampa (Santiago del Estero) quería hacer construir en su propiedad una capilla consagrada a la Virgen María. Solicitó a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen. Le envió dos, una de la Inmaculada Concepción y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron a Buenos Aires fueron depositadas en una carreta para hacer el trayecto hasta Sumampa.
A la noche la caravana se detuvo en las orillas del río Luján, a 67 kilómetros de Buenos Aires en una propiedad conocida con el nombre de “Estancia don Rosendo”. Al día siguiente, en el momento de continuar el viaje, los conductores de las carretas constataron que la que contenía las imágenes no se movía. Agotaron todos los recursos disponibles para moverla, pero todo fue inútil. Bajaron una de las imágenes y la carreta seguía sin moverse, la volvieron a subir y bajaron la otra imagen y la carreta se movió normalmente. Este hecho los hizo reflexionar y llegaron a la conclusión de que se trataba de un milagro. Considerando que la Virgen no quería partir de ese lugar, volvieron a la “Estancia don Rosendo”. La familia se sintió conmovida por el relato y colocó a la imagen en su casa. La noticia recorrió toda la región y llegó a Buenos Aires. La gente comenzó a acudir en peregrinación a Luján y don Rosendo hizo construir una capilla donde permaneció la imagen hasta 1674.
La devoción a la Virgen de Luján creció con el tiempo al igual que los milagros.
En 1889 comenzaron los trabajos de construcción de la Basílica Nacional que fue terminada en 1922. El 3 de diciembre de 1871 tuvo lugar el primer peregrinaje al Santuario de Luján y desde entonces se repite todos los años con la concurrencia de miles de personas. Es uno de los más importantes centros de peregrinaje de América Latina.
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