La ignauguración de una estatua de Mafalda, la heroína de la historieta más conocida de América Latina, ante la presencia de Quino, su creador, llamó la atención de cientos de personas emocionadas y nostálgicas el domingo pasado en Buenos Aires.
Mafalda quedó emplazada en la esquina de Chile y Defensa, a pocos metros de la antigua casa del dibujante. En el acto también se le entregó a Quino la primera medalla del Bicentenario, tributo que se entregará a 200 personalidades e instituciones.
El mundo de Mafalda, esa nena que dirigió una mirada llena de picardía sobre la sociedad y la política internacional entre 1964 y 1973, traducida a una veintena de idiomas “era muy diferente”, dijo Quino, añorando la vida de barrio despreocupada de los años 60.
«Estoy muy emocionado y tan abrumado que no se qué decir. Claro, siempre me costó hablar por eso me dediqué a dibujar. Igual hay mucha gente que no sabe qué decir y lo mismo gana elecciones», disparó Quino, mientras cerraba el acto de inauguración de la escultura.
“Me conmueve dejarla solita”, dijo mirando la estatua, obra de Pablo Irrgang, 43 años, representada sentada en un banco con vestido verde y las manos sobre las rodillas, como si posara.
Colegas de Quino le rindieron homenaje. “El nos representa a todos”, afirmó Hermenegildo Sabat. “Los dibujantes argentinos no seríamos nada sin él”, dijo Miguel Rep quien además agregó “es como si la ciudad hubiera sido dinamitada en 1973. Cada vez que la releo, encuentro una Buenos Aires feliz”.
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